Ha terminado la restauración del magnífico Cristo Crucificado del Monasterio de San Salvador de Palacios de Benaver. Por lo que el pequeño barrio sigue en pie es por la historia que se encuentra en el Monasterio.
La talla del Cristo Crucificado del monasterio de San Salvador es una imagen románica, de finales del siglo XII. El Cristo clavado en la Cruz es una talla de madera policromada que preside la iglesia del convento burgalés. Esta impresionante talla policromada es una de los crucifijos más representativos de Castilla Medieval. De tamaño natural, estilizado y con cierto manierismo, su expresión manifiesta el triunfo del Salvador sobre la muerte. El Cristo, no presenta lanzada en el costado, mantiene los ojos abierto y no muestra signos de sufrimiento, como evidencia de su naturaleza divina.
Las estatuas de Palacios no se recomiendan a título de meros documentos iconográficos. Las estatuas son góticas, de gusto sutil y depurado.
Se trata de una de las imágenes románicas más notables de la provincia de Burgos y de la de mayores dimensiones, con más de dos metros y medio de altura es un típico Cristo románico de cuatro clavos y paño largo, de actitud impasible, triunfante (de hecho, la cabeza presenta signos de retallado y repinte que indican que pudo tener corona, aunque esto podría quizás tener que ser revisado a la luz de los descubrimientos hechos durante la restauración).
Dentro de la esquematización habitual de estas imágenes, presenta algunos rasgos naturalistas en el modelado de los músculos. Se puede considerar en resumen, una imagen de gran calidad artística que esta fechada en la segunda mitad del siglo XII.
Por si todo esto no fuera suficiente, durante la restauración se ha descubierto que, tras varias capas de repintes sucesivos, se conservaba en buen estado la policromía original románica, que ha sido sacada a la luz. En esta intervención también se ha reconstruido la cruz, ampliándola hasta la forma que pudo tener en origen.
El Cristo ha sido devuelto al monasterio, donde se expone para la devoción de los habitantes del lugar y la admiración de los visitantes.
Siempre son de agradecer esta clase de iniciativas que permiten no solamente la recuperación sino también la divulgación del patrimonio artístico, y que vienen a veces premiadas por sorpresas como el descubrimiento de estas policromías.
Cuando una obra de arte es tan antigua como la que se nos muestra, es algo, muy hermoso lo que motiva a verla y conocer todo sobre ella, como en el caso de esta imagen de Nuestro Señor Crucificado y lo que informan de la imagen que posteriormente apareció en la cruz.
Son imágenes que con los años se van cubriendo por la iluminación del tiempo o por otro tipo de acumulación de materia, me imagino, pero de todos modos es muy hermosa toda la imagen.
Cabe destacar la labor realizada por la Comunidad de religiosas benedictinas del monasterio de San Salvador de Palacios de Benaver quienes han esperado con ansia la llegada de “su” Cristo restaurado por completo
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